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La Pelea

Sol, polvo y mezquites. A Tito le pareció oír unos silbidos por encima del locutor de la radio que escuchaba en su cuarto,  bajó el volumen y puso atención. Alguien gritaba en la calle de arriba, había que ir. Volvió a subir el volumen y se salió por la parte de atrás de la casa para que su madre no lo viera. Caminó la senda echando vistazos hacia su casa asegurándose de que su madre no lo estuviera buscando. Llegó hasta la calle por la parte de atrás de la tiendita, se escuchaban los gritos de dos muchachos. -No seas collón puto. -Güey, yo te estoy hablando bien. -Se te hace así- Dijo el Calaca haciendo un movimiento con su mano separando y uniendo las puntas de sus 5 dedos que apuntaban hacia arriba. -Yo vine a arreglar las cosas, pero como tú veas, nos damos el tiro, tú y yo solos. -¿Y a quién le chiflabas entonces puto?- Le contestó el Calaca a Pedro. Empezó a caminar hacia él. Pedro dio un paso atrás al ver que el Calaca se le acercaba mientras otro muchacho alto y delga

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